
Anna Wintour, la antagonista de ‘El Diablo Viste a la Moda’
La única, la indistinguible, la dictadora de moda adelantada a cualquier paso que el mundo pueda dar: Anna Wintour.
La chica quien desde los 15 años cambió su estilo de cabello por el bob y que hasta ahora sigue siendo su distintivo, quien siempre tuvo un toque rebelde y firme, nació en Londres, Inglaterra el 3 de noviembre de 1949.
Hija de la filantrópica Elinor y el veterano de guerra Charles Wintour, pareciera que el don de Anna por el plano editorial viene en la sangre. Y es que su padre fue el editor del periódico ‘London Evening Standar’, donde era sumamente reconocido por su mano dura pero visión próspera.
El sentido de pertenencia a un mundo de glamour surgió desde temprana edad, cuando de joven decidió dejar de lado sus estudios y optó por la vida londinesa al estilo de los años 60, la cual le encantaba.
Comenzó su carrera a sus veinte en revistas de moda con ‘Harper’s & Queen’, de Londres. El gran ojo que poseía y sus arriesgadas decisiones en artículos le concedieron un lugar en ‘Harper’s Bazaar’, trasladándola a Nueva York.

Pocos años después, ‘Vogue’ norteamérica la reclutaría como responsable creativa de la revista en 1983. Los consecutivos éxitos la jalarían de nuevo a Inglaterra para convertirse en directora de la edición de Vogue en aquel país en donde además, tuvo la libertad de dirigir libremente su mandato y dar su propio enfoque a la revista. Durante este tiempo, se casó con el psiquiatra David Shaffer con quien tuvo dos hijos.
Su estadía en Londres no duraría mucho, en 1987 Condé Nast (la empresa que posee Vogue y otras publicaciones) la trasladarían a ‘Home and Garden’, una revista enfocada al hogar e interiorismo. Cabe decir que Wintour no poseía un estilo especial simplemente porque se tratara de moda, ella lo poseía en cualquier cosa que tocara.
“Soy como el hit-man de Condé Nast, me encanta llegar y cambiar revistas”
De esa forma le dió personalidad a una revista que la gente catalogaba de aburrida, comenzando con la transformación del nombre y colocándole simplemente ‘HG’.
Este ojo tan especial que tenía la llevó a ser nombrada la Editora en Jefe de Vogue América, haciéndola regresar a Estados Unidos.
El cambio vino al ser considerada ‘la mejor arma’ que Condé Nast tenía para combatir a ‘Elle’, la revista francesa que en tan sólo 3 años estaba destronando a la publicación con 850,000 ejemplares en circulación, pisando los talones al millón doscientos que Vogue tenía.
“Quiero que Vogue sea interesante y sexy. No estoy interesada en los temas de super millonarios u ocio infinito. Quiero que nuestras lectoras sean enérgicas, mujeres ejecutivas con dinero propio y un amplio rango de intereses” comentó al London Daily Telegraph “Hay un nuevo tipo de mujer ahí afuera. Una que está interesada en los negocios y el dinero.”

Y lo demostró con la primera portada a su cargo el mes de noviembre: la mezcla de un suéter de pedrería de Lacroix con valor de diez mil dólares (+190 mil pesos mexicanos) junto a unos jeans de 50 USD ($960.00 mxn aprox) marca Guess en el cuerpo de una modelo de 19 años Israelí despertó el interés de todos.
Casi un año después, para el ‘September Issue’, puso a Naomi Campbell en la portada.
“Recuerdo que en esa época teníamos que enseñar la revista a la dirección. Cuando se la mostré se hizo un silencio total, porque no podrían creer que hubiese puesto una modelo afroamericana en la portada del número de septiembre, aquel de más páginas y más anuncios, la verdadera biblia de la temporada. Entonces se consideró muy arriesgado”

Uno de los consejos que más podemos tomar en cuenta de Anna, es no siempre usar los elementos de mayor controversia todo el tiempo, sino aprender a usarlos en el momento justo. Es esta batuta y buen ojo la que le ha permitido destacar a diseñadores como Marc Jacobs o Alexander McQueen.
Y aunque la moda rige el 99% de la vida de esta editora, no es en lo único en lo que participa. En 2001, ayudó a conseguir fondos para las Torres Gemelas caídas en el ataque del 11 de Septiembre. Cada año, también dedica el primer lunes de mayo a recolectar fondos junto al CFDA (El Consejo de Diseñadores de America) para el departamento de diseño de vestuario del Museo Metropolitano de Arte. Exacto, con el MET Gala (realizado en Nueva York). Anualmente el evento junta alrededor de cincuenta millones de dólares.
CURIOSIDADES

- En su juventud, solía frecuentar los mismos clubs que los miembros de The Beatles y Rolling Stones
- Su salario va por arriba de los 200 mil dólares. A esto hay que sumarle otros 25 mil aprox. de gastos anuales en ropa y otras amenidades, propuesta aceptada por Condé Nast al rescatar Vogue y seguir manteniéndola como la mejor revista de moda.
- Tiene una estética marcada por 4 elementos: el corte bob con flequillo, sandalias Manolo Blahnik, lentes de sol por Chanel y abrigos de corte similar firmados por Fendi, Givenchy, Oscar de la Renta, Chanel o Prada.
- Su opinión en la moda también se ha mezclado en la política. En 2008 cuando Hillary Clinton declaró que verse ‘demasiado femenina’ podría intervenir con sus ambiciones presidenciales, Wintour contestó a través de su carta editorial en la edición de Febrero:
“La noción de que la mujer contemporánea debe lucir masculina para que la tomen en serio en un puesto como el suyo, es verdaderamente desalentador. Esto es Estados Unidos, no Arabia Saudita. También es 2008: Margaret Thatcher pudo haber lucido increíble en un traje azul, pero eso fue hace veinte años. Creo fielmente que los americanos han podido superar la mentalidad de que solo un traje puede destacar”
- Es un rumor a voces que ‘El Diablo viste a la moda’ (Devil wears Prada) fue un libro cuya antagonista, la temible Miranda Presley, esta inspirado en la mismísima Wintour. Cuando el libro llegó a la pantalla grande, Anna llegó al estreno utilizando Prada.
- La editora de Vogue se levanta a las 5 de la mañana para jugar tenis antes de ir al trabajo, deporte que ama.
- No le gusta desvelarse, razón por la cual no se queda más de 20 minutos en las fiestas. Tampoco le gusta beber.
- En 2014, el MET (Museo Metropolitano de Arte en Nueva York) nombró al Instituto del Vestuario como ‘The Anna Wintour Costume Center’ en honor al trabajo que ha logrado por conseguir los fondos y lograr que el Met Gala sea la Alfombra Roja más importante de la moda.